«Santo Jesús Caído», por Juan Camúñez (Semana Santa en Osuna, 1967)

Encontramos esta auténtica joya de principio a fin. Una delicia desde la introducción, con datos históricos maravillosos del origen de nuestra Hermandad, hasta la entrevista final al entonces capataz, Manuel Andújar, que refleja el paradójico momento de esplendor que vivía la Hermandad en aquellos años, a pesar del derrumbe de la Merced, sucedido tan solo tres años antes.

Encontramos un devoto fascinado por nuestro Padre Jesús Caído, compartiendo sus recuerdos desde la emoción más sincera y profunda, en un ejercicio de intimidad y sensibilidad impresionantes.

Nos alegramos mucho de rescatar y compartir esta histórica publicación con todos los hermanos y devotos de nuestra Hermandad a través de este medio. Disfrútenla.

Datos históricos

Esta Hermandad fue fundada en el año 1705 por D. Manuel de Ávalos, Intentedente General de la Casa Ducal, en el convento de la Mercedarias Descalzas. "Dichoso yo -se lee en el acta fundacional-, pobre y humilde gusano, el mayor pecador de todos los pecadores, pues he merecido el triunfo y la honra de haber logrado tan dichosa fundación". Se exigía para entrar en la "Hermandad de Jesús Caído y Animas", ser cristiano viejo, hombre de buenas costumbres y tener un vestido negro con que asistir a las funciones públicas. El Papa Clemente VIII le otorgó singulares privilegios y así mismo D. Felipe V le concedió el título de "Real Esclavitud".

Luz de Jueves Santo

Es un recuerdo para no morir jamás; y, así aquí está, vivo y caliente bajo la piel, alto y vigoroso sobre la luz de la memoria. Es mi recuerdo entrañable, el que yo guardo , celoso, entre los pliegues de la nostalgia. Que nadie me lo toque, que no me lo roce el aire de los años, que no me lo traicionen otras primaveras, otros cirios, otras mantillas... Que yo lo quiero así, como lo acaricio cada vez que me hiere un azahar nuevo, como vive siempre bajo la piel.

SANTO JESUS CAIDO

Para mí empezaba todo entonces. Casi terminaba también. Los nervios se rompían contra los muros de la espera. Era el día más largo. Siempre parecía estar viendo lunas colgadas de las altas ventanas. El traje nuevo, recién planchado, casi oliendo aún la última puntada de mano mocita, no me hacía la ilusión de otras veces, de las veces de mayo, tan distintas.

Pero llegaba, cargada de lirios soñados, la tarde. ¡La gran tarde, la tarde inmensa, asombrosa, increíble, de mis años inocentes! Todo se hacía ya drama y Pasión ante mis ojos. Hasta me parecía sentir espinas clavadas en la sangre. Y veía, sin verlas, túnicas azules sobre las alas del aire, sobre la luz redonda del cielo.

Yo estaba allí, puntual y enardecido, inquieto entre los rumores, asustado de anta primavera dolorida palpitando por los rincones. Allí, en la plaza de la Merced, en mi sitio. Esperando.

Y se hacía un raro silencio en mis adentros. Y se ahogaban los claveles en su propio llanto. Y yo no escuchaba los acordes del himno, ni me quemaba el fuego de la primera saeta, quebrada en una voz morena. Sólo lo veía a EL. A su rostro sereno, suplicando amor y perdonando culpas de ayer y de hoy. Entonces, sólo entonces, comprendía la razón de una espera, el porqué de un año entero soñando con un relámpago de esperanza. ¡Ya estaba en la calle, bendiciendo a la tarde, Jesús Caído!

Y aquel momento indefinible se quedaría para siempre en mi alma, cobijado en el ancho mundo de los recuerdos; pero en la cima de todos, en lo más alto, rozando a los luceros.

Juan Camúñez. Osuna, Cuaresma de 1967

Entrevista con Manuel Andújar

Pertenece Vd. A una de las Hermandades de más atractivo en Osuna. Díganos por qué la gente se "vuelca" con Jesús Caído.

Porque en nuestra Hermandad están todas las clases sociales de Osuna.

Díganos a los demás cofrades el secreto de los estrenos consecutivos y de la constante superación de la cofradía.

Los estrenos de nuestra Hermandad son el constante desvelo de su Junta de Gobierno y la ayuda económica que recibe de muchas personas anónimas.

¿Celebraría el volver algún día a la iglesia de la Merced? Y en caso afirmativo, ¿han hecho ustedes algo por remediar ese exilio del templo primitivo?

Esta contestación corresponde mejor a las autoridades eclesiásticas y civiles de nuestra población.