La rendición de cuentas de 1965

Decíamos en una anterior entrega que siendo modestas las cifras presupuestarias que manejan de ordinario la mayoría de las cofradías, los proyectos que suponen un coste adicional importante suelen ver la luz gracias al empuje económico desinteresado de los hermanos. Podemos afirmar que este razonamiento está basado en hechos del pasado pero continúa siendo de aplicación en nuestros días.

El acta que hoy mostramos resulta una prueba evidente. Nos situamos en 1965, un año después del forzoso traslado de la hermandad a la iglesia de Santo Domingo. Colegimos que la economía de la hermandad debió resentirse de forma importante también por la repercusión de la hechura de la nueva imagen del Cristo encargada al imaginero sevillano Antonio Izquierdo Venegas. Desafortunadamente el documento no recoge datos concretos del coste, ni de posibles pagos o plazos que pudieran contratarse con el tallista, cuestiones que nos serían de gran interés para desentrañar los detalles.

Parece claro que hubieron de entablarse buenas relaciones con Izquierdo, pues tres años antes ya se le encomendó un juego de manos separadas para Nuestra Señora y Madre de los Dolores, las que tan esplendorosamente luce en la actualidad. No olvidemos que este imaginero hispalense también fue el artífice del «Cristo atado a la columna» de la Hermandad de la Humildad y Paciencia, que igualmente fue estrenado ese mismo año de 1965. Curiosamente ninguna de las imágenes cristíferas del Jueves Santo resultaron muy atinadas en su versión original y las cofradías fueron mejorándolas sobremanera con posteriores trabajos de restauración.

Aunque los albores de la década de los 60 parecen años de bonanza y esplendor económico para nuestra hermandad si atendemos a singulares estrenos y adquisiciones patrimoniales —sin entrar en consideraciones iconográficas abordadas en otras publicaciones—, la lectura de actas de estos cabildos generales de cuentas nos aclaran que esta percepción es errónea, pues vienen a situarnos en la «vida real» de la corporación y nos hace intuir las verdaderas razones que impulsaron a aquellas generaciones de hermanos en el emprendimiento de acciones dirigidas al engrandecimiento de la cofradía.

Llegamos a la conclusión de que estos proyectos solo pudieron materializarse bajo la reunión de unos determinados valores compartidos por todos los hermanos. Los que estaban en junta de gobierno y los que no. Hablamos de unión, solidaridad, determinación, esfuerzo, sacrificio, dedicación, entrega, confianza,.... En definitiva, remar en una misma dirección.

Antes de entrar en la transcripción completa del acta, nos parece de justicia destacar la generosidad del entonces hermano mayor don Eduardo Quijada Pachón, quien tuvo a bien adelantar una considerable cantidad económica —importante para aquellos tiempos—, con la cual la hermandad pudo afrontar todos los gastos del año. También veremos cómo se acuerdan los cuadres necesarios para cerrar las cuentas y dejar saldada la deuda con espléndido donativo incluido para la cofradía.

«En la Villa de Osuna siendo las trece horas del día dos de mayo de 1965, reunidos en la Sacristía de la iglesia de Santo Domingo por estación y demás requisitos como disponen nuestras reglas, los señores que al margen se expresan y bajo la presidencia del señor Cura Párroco queda abierto el acto:

En primer lugar se da a conocer al cabildo general el estado de cuentas correspondientes al pasado ejercicio el cual se cierra después de haber abonado todos los gastos a cero, y digo a cero ya que al señor Hermano Mayor don Eduardo Quijada Pachón le adeuda la hermandad la cantidad de 24.000 ptas. por pagos efectuados por él, con motivo del nuevo Cristo y otras cosas justificadas ante la general, ahora bien como tienen vendidos los dos pasos viejos en la cantidad de 18.000 ptas. que unidos a 4.000 ptas. que entregará el hermano don Antonio Picamill de Castro, como donativo para atenciones de la nueva imagen, hacen por total de 22.000 ptas., cediendo las 2.000 ptas. restantes como donativo el señor Quijada Pachón y de esta forma queda saldada la cuenta.

En segundo lugar se manifiesta por el Secretario las normas para nombrar nueva Junta de Gobierno que rija los destinos durante el presente ejercicio, siendo por unanimidad nombrada la misma a excepción del señor Depositario que por motivo de traslado a Madrid, fue nombrado por aclamación general el hermano don Francisco Camero Bejarano, este comunica dar a conocer sus nombramiento cuando se efectúe.

Y no teniendo de momento otros asuntos que tratar, el señor Cura ordena levantar el cabildo, firmando los señores asistentes al margen. El Secretario que certifico».

Rúbricas de los asistentes.

En el margen izquierdo del documento se recogen los nombres de los presentes al cabildo general:

«Junta General celebrada en Osuna en dos de mayo de 1965 para rendición de cuentas y nueva Junta. Sres. Asistentes:

Don Desiderio Salas, Francisco Muñoz, Francisco Martínez, José Ruiz, Benjamín Fajardo, Antonio Fernández, Eduardo Quijada, Eduardo Centeno, Antonio Berraquero, Francisco Rodríguez, Manuel Páez, Manuel Dueñas, Manuel Domínguez, Manuel González, Manuel Rodríguez Ruiz, Manuel Rodríguez León, Manuel Andújar, Francisco Camero, Rafael Jiménez, Juan Díaz, Antonio Moreno, Antonio Álvarez y José Jiménez».


Los antiguos pasos

Nos ratificamos en la creencia de que los gestos de entrega y generosidad suelen desarrollar misteriosas sinergias, de modo que pueden enlazarse con antecedentes o consecuentes de similar y espléndida naturaleza.

Uno de los hermanos que firman al margen entre los asistentes al cabildo, don Antonio Álvarez Sánchez, fue el artista ursaonense que talló y donó el paso de caoba actual del Señor, estrenado por la cofradía en la Semana Santa de 1962. Este maravilloso gesto de amor y devoción a Nuestro Padre Jesús Caído hizo posible que tres años después la corporación pudiera vender los antiguos pasos y cerrar sus cuentas compensando otra actitud solidaria previa de Eduardo Quijada Pachón.

Del archivo de nuestro hermano Manuel J. Jiménez Perona podemos mostrar estas curiosas imágenes de los antiguos pasos siendo usados hacia 1965 por otras cofradías de la vecina localidad de Lantejuela. En ambos tronos —muy parecidos entre sí— destaca la simbología de su cara frontal, vestigio inequívoco de su pasado mercedario.


J.C.M. 30/10/2020