La verdad. Significado de una foto sencilla

Publicado en MERCED, nº 3 —Septiembre, 2021—


La verdad es que podría contar mil cosas de esta fotografía. La verdad es que podría enfocar estas palabras desde muchos aspectos. Pero la verdad es que son tantas esas cosas y enfoques que no tenía ni idea qué contar. Así que fácil, voy a lo difícil, os cuento la verdad.

No abro comillas ni paréntesis. Abro el corazón. 

Hay un aspecto de nuestra Hermandad en el que se insiste mucho y se da especial relevancia en nuestras Reglas. Se le dedica todo el Capítulo VII, «Humildad, Pobreza, Sencillez Evangélica». No siempre la convivencia en una hermandad es fácil. Hay momentos en los que la relación entre los hermanos no llega a ser la ideal. Y en ocasiones se llega incluso a lo opuesto de lo que debiera ser. Y es entonces cuando llega el momento de La Verdad. Es cuando los hermanos de hermandades en general y nosotros los «Caídos» en particular debemos recordar ese Capítulo VII de «Humildad, Pobreza, Sencillez Evangélica».

Y ahora es cuando abro el corazón y os cuento el precioso secreto y significado (para mí al menos) de esta fotografía. Y lo hago aquí para vosotros porque somos hermanos. 

Atendiendo a los tres hermanos del fondo de la fotografía, y por orden cronológico de los hechos, hubo una época en la que siendo Manuel Galindo hermano mayor, a finales de los años 80, tuvo que afrontar la difícil y triste situación de destituir al capataz del paso de nuestra Virgen. Nuestro Paco Andújar, padre de nuestro hermano Lolo, está ahí en la foto también.

Momento aquel difícil para la familia. Se hizo entonces cargo del llamador Francisco Martín Herrera (nuestro «Frasquito»). 

Varios años después, siendo hermano mayor este último creyó oportuno modificar su junta de gobierno excluyendo, con algún miembro más, a Manuel Galindo. Momento entonces también difícil en casa. Y así, con estos avatares, llegamos a esta fotografía de hermandad.

Celebración del Pregón de la Semana Santa de 2004. Muchos años después de aquello. Pregonero Manuel Galindo, «Caído». Y con él sus hermanos. Para llegar a esta foto y después de los dramáticos acontecimientos narrados en párrafo anterior, Frasquito gustosamente cedió el llamador del paso de nuestra Virgen a Lolo Andújar, hijo de Paco, cuando la junta de gobierno de entonces creyó que era el momento oportuno. Y lo hizo sencilla, gustosa y humildemente. Y además como él siempre había dicho que sería. 

Con la misma sencillez, gusto y humildad, Manuel Galindo estuvo siempre dispuesto y disponible para su Hermandad, haciendo una labor incansable de servicio a la misma y a toda la Iglesia y hermandades de Osuna desde el Coro de Jesús Caído. Coro al que, por otra parte, jamás faltó en su compromiso Frasquito.

Y esto, hermanos, en este mundo de protagonismos y egos cofrades que todos sabemos que existen, es un maravilloso círculo de «Humildad, Pobreza, Sencillez Evangélica». Y éstos, hermanos, son los grandes gestos que entre otras decenas de maravillosos aspectos y hechos «Caídos» son los que me enamoran de nuestra Hermandad y de mis hermanos. Porque son estas virtudes las que solapan nuestros defectos. Virtudes que me sería imposible no atribuir a otro hermano especial que aparece en la fotografía, sentado, junto a mi padre. 

Nuestro José Martín Crujera, Pepe Crujera, tiene para varios folios de exaltación a la humildad. Es más, Rosa (esposa de Frasquito) y Chari (esposa de Pepe) tienen para otro artículo sobre las mujeres, la humildad y nuestra Hermandad. Pero la historia de esta fotografía, sin desmerecerlos a ellos, es de los tres hermanos que están de pié.

Si a alguno le hubiera podido el ego, quizás alguno no sería capataz hoy, u otro no hubiera querido soltar el llamador entonces. O el Coro hubiera dejado de funcionar, o no hubiéramos contado con los mismos integrantes en él. Pero en esta historia de final feliz ganó la humildad. 

Y el resultado fue esta fotografía de Hermandad, sonrisas, afectos y celebraciones como nos gustan a los «Caídos», largas y con una botella de vino en la mesa.

Esa, hermanos, es la sencilla, sincera y profunda «verdad» de esta foto.


José Carlos GALINDO MONCAYO