La Columna | José María Aguilar  27/08/2025

Los sastres Cerezal: de Osuna, a la calle Cuna 

La Carrera vio nacer a Eduardo Cerezal Silgado (1849), primero en establecerse en Sevilla, y a su sobrino Jerónimo Pérez Cerezal (1877).—Nuestro Padre Jesús Caído tiene en su ajuar varias túnicas cosidas por José Delgado Pérez-Cerezal, fallecido en 2012 


En Sevilla, citar el apellido Cerezal evoca al instante el mejor catálogo de sastrería, hoy en día por la sexta generación. También rememora la calle Cuna, donde miembros de esta familia se establecieron en el siglo XIX procedentes de Osuna. Una curiosa historia queda cosida para siempre en los pliegues de la memoria. 

El primer Cerezal de ejercicio alfayate, bello vocablo sinónimo de sastre cuyo origen se hilvana entre el árabe hispano y el árabe clásico, no nació sin embargo en Osuna sino en Écija. Se llamó Francisco Cerezal Gil, esposo de la ursaonense María del Rosario Silgado Navarro. Fueron padres de un niño llamado Eduardo, nacido en el número 16 de la Carrera el 19 de mayo de 1849. Este mismo día fue bautizado en la Colegiata de la Asunción por el cura propio Antonio María Cuello. En la partida de bautismo consta que el padre del crío era costurero. 

Desde 1889 

Eduardo punteó su futuro con la aguja, el hilo, el metro y el jaboncillo paternos, pero dejó su pueblo natal para marcharse a Sevilla. Al menos desde 1889 ya consta que se había establecido en el número 38 de la calle Cuna. 

Esta céntrica vía sevillana, denominada en otro tiempo Arqueros (1248) y Carpinteros o Carpintería (1384), es conocida como Cuna desde 1558 al instalarse allí una institución benéfica para recoger niños abandonados. Entre 1903 y 1938 fue rotulada con el nombre de Federico de Castro. Un azulejo da aún testimonio de la pretérita denominación. 

En los años en que Eduardo Cerezal abrió su taller de sastrería, la Casa Provincial de Expósitos, la Casa Cuna, estaba en los números 11 y 13 de la calle. El número 18 correspondía a la casa-palacio de la condesa de Lebrija, Regla Manjón. En este inmueble se localiza una colección maravillosa de mosaicos romanos procedentes de Itálica. 

El sobrino Jerónimo 

Eduardo se avecindó en Sevilla, pero la familia siguió en Osuna. Su madre, Rosario, quien habría de fallecer el 2 de julio de 1910 a los 91 años, «por progreso de la edad», tuvo la felicidad de ser abuela el 20 de mayo de 1877 de un varón fruto del matrimonio de su hija Cándida con José Pérez Palomo, ambos ursaonenses. El bebé, nacido a las nueve de la noche en el número 80 de la Carrera, fue bautizado el día 27 siguiente en la Colegiata por el presbítero Miguel Navarro Holgado. En el sacramento, el neófito recibió los nombres de Gerónimo (sic) José Manuel Bernardino de la Santísima Trinidad. 

Llegado el momento, Jerónimo también decidió hilar su vida a la tradición familiar en la sastrería. Como su tío Eduardo, lo hizo en Sevilla. En 1907, con 30 años, ya se había establecido en el número 3 de la calle Conde de Tójar, a no mucha distancia del hermano de su madre, muy cerca de la plaza del Salvador.

Pero, ¿cuál es la calle Conde de Tójar? No es otra que la calle Acetres, vía perpendicular a Cuna. Llamada en el siglo XV Yeseros, desde el siglo XVIII fue denominada Acetres y con posterioridad Conde de Tójar. En el siglo XX recuperó el nombre de Acetres y así continúa. 

Jerónimo fue vecino del gran poeta Luis Cernuda, nacido el 21 de septiembre de 1902 en el número 6 de la calle. El autor de «Ocnos» era hijo de Bernardo Cernuda Bauza, teniente coronel de Ingenieros, nacido en Puerto Rico en 1856, y de la sevillana Amparo Bidón Cuéllar. 

En 12 de julio de 1908, el ursaonense Jerónimo contrajo matrimonio en la iglesia parroquial de San Pedro con una marchenera, Consuelo Clavijo Navarro, nacida en 1878. Pocos años después, en 1911, cambió de domicilio al número 30 de la calle Cuna, todavía rotulada Federico de Castro, a escasa distancia de su tío Eduardo, quien vivía en el número 38. 

El matrimonio tuvo siete hijos: Consuelo, Mercedes, María de los Ángeles, José María, Eduardo, Jerónimo y Manolo. El 5 de julio de 1935, y en Sevilla, Consuelo Clavijo dejó viudo a Jerónimo. Éste le sobrevivió 16 años. Falleció el 20 de septiembre de 1951 en Valencina de la Concepción. 

Tío Pepe 

José María, nacido en 1914 en el número 20 de la calle Cuna, fue el continuador de la sastrería de la Casa Cerezal. Discípulo de Cristóbal Balenciaga, a quien admiró profundamente, su mayor fama la adquirió por idear trajes de novia. Desde finales de los años 40 del siglo XX vistió a casi todas las novias importantes de Sevilla y muchas del resto de España. Sus creaciones llegaron muy lejos de la calle Cuna: desde Estados Unidos a Japón pasando por Filipinas. 

Se dedicó a la moda femenina porque, según contó, las clientes acudían a él para que les hiciera trajes-chaqueta. «Vieron en mí algo de intuición y, al mismo tiempo, comprendí que era mi camino», declaró en 1979 a Manuel Naranjo Ríos en La Hoja del Lunes de Sevilla. 

Entre sus clientes, aparte mujeres de la nobleza y la burguesía sevillanas, tuvo a muchas famosas. La primera de ellas fue la actriz estadounidense Ava Gardner, tan amante de España y de los españoles. También, Carmen Sevilla, Manuela Vargas, Lola Flores,… a quien cobrarle los vestidos que le cortó le costó Dios y ayuda, según confesó el propio modista. 

Como cofrade, Pepe Cerezal, Tío Pepe para la familia, alcanzó igualmente mucha fama. Su hermandad de toda la vida fue la de Pasión, pero también se sintió muy unido a San Gonzalo y San Roque. Su dolorosa, como sevillano, fue la Macarena, y de gloria, el Rocío. Además de ser hermano mayor de la Cofradía de los Sastres, que tiene como titular a la Virgen de los Reyes venerada en San Ildefonso, preparó, como le gustaba decir, numerosas imágenes cofradieras con vistas a la Semana Santa. Nunca cobró por ello. Siempre lo hizo por devoción. Además del Señor de Pasión, preparó todos los Cristos de la Madrugada menos el del Silencio; San Gonzalo, San Juan de la Palma, San Roque, Penas de San Vicente, los Panaderos, etc. Testimonió que cuando vestía al Señor del Gran Poder siempre le temblaron las piernas. Cosió túnicas para muchas imágenes. 

José María Pérez-Cerezal Clavijo, soltero, falleció en Sevilla el 16 de febrero de 2000, a los 86 años.

Las túnicas de Petete al Señor de la Caída 

La quinta generación de los sastres Cerezal estuvo encarnada por José Eduardo Delgado Pérez Cerezal, conocido en la familia y en toda Sevilla como Petete. El hipocorístico quedó reflejado en la esquela de su fallecimiento publicada en el ABC de Sevilla el 16 de diciembre de 2012. 

Nacido en 1942, trabajó siempre junto a su tío Pepe. Precisamente en las páginas del ABC de Sevilla, la gran periodista Clara Guzmán Esteban contó en marzo de 1993 una singular anécdota —llamémosla así— que si bien por una parte refleja perfectamente la seriedad y el rigor profesional de la Casa Cerezal, por otra evidencia una patente y creciente falta de escrúpulos, cada vez más agudizada, bajo el abyecto maniquí del cohecho. 

Corría el año 1988 y en el mes de junio estaba fijada la boda de Carlos Fitz-James Stuart, heredero de la Casa de Alba, con la joven sevillana Matilde Solís, hija de los marqueses de la Motilla. En Sevilla se presentó un «hombre del maletín», enviado por una de las múltiples revistas del corazón, que tantas taquicardias provocan. El propósito era ofrecer a Petete Cerezal cuatro millones de pesetas de las de entonces para fotografiar en exclusiva el traje de la novia. El siete dialéctico que hizo el sastre al emisario es fácilmente imaginable. 

Evocar la trayectoria cofradiera de Petete supone repetir prácticamente la de Tío Pepe Cerezal. Ambos fueron cofrades decisivos en la Hermandad de los Sastres y hermanos de Pasión. El sobrino no sólo tuvo la distinción de coserle túnicas al Señor que esculpió Montañés —como a Gran Poder, Penas de San Roque y tantas benditas imágenes— sino también ser su costalero. 

Nuestro Sagrado Titular, el Señor de la Caída, tiene en su ajuar tres túnicas lisas cosidas por el penúltimo de los Cerezal: dos de paño morado y otra de terciopelo burdeos, encargos realizados entre 2003 y 2005, siendo hermano mayor Santiago Fernández Fernández. Asimismo, de sus manos salió la saya de hebrea de Nuestra Señora y Madre de los Dolores. Petete recordó a los hermanos de Jesús Caído que visitaron su taller que su familia procede de Osuna. 

Casado con María del Carmen Gayoso Espinosa, de la que enviudó, fue padre de dos hijos: Josele y Paloma. Falleció en Valencina de la Concepción el 15 de diciembre de 2012. 

Hoy en día, su hija Paloma, sexta generación y referente en el diseño y confección de trajes de novia, mantiene cosida en la plaza de la Concordia la remembranza de tan preciado y exclusivo legado familiar. En especial, la memoria de aquellos Cerezal que, en lejanos y decimonónicos días, fueron a asentarse en la calle Cuna desde Osuna.