La crónica del XVII Pregón (2022)
CON LA VERDAD POR BANDERA
Amanecía un día gris y un tanto desangelado. Pero a medida que avanzaban las horas, el cielo se tornaba en un azul intenso, casi caído, que hacía presagiar una fantástica jornada de celebración para nuestra hermandad.
En la antesala del acto, justo un día antes del Día de Andalucía y a tan sólo tres del Miércoles de Ceniza, don Manuel Ávalos -nuestro director espiritual- oficiaba la misa dominical en la espléndida iglesia de Santo Domingo.
A la finalización de la eucaristía todo quedaba dispuesto para el inicio del evento que, hace un año, hubo de aplazarse por mor de la situación sanitaria. Afortunadamente, hoy, se recuperaba la continuidad de un acto que viene organizando de forma ininterrumpida nuestra corporación desde 2005.
Esta edición contó con la novedad de ser retransmitido en directo por la página de Facebook de la hermandad del pregonero, enlace que fue compartido igualmente por nuestra hermandad a través de sus redes sociales.
En el incomparable marco de la iglesia dominica y con todos los actores en liza -concejal delegado de Festejos del Ayuntamiento de Osuna, presidente del consejo superior de hermandades y cofradías, párroco y director espiritual de nuestra corporación, presidente de la junta rectora de la hermandad de Jesús Caído, presentador y pregonero-, daba comienzo el programa de actos diseñado para la celebración de este tradicional acto cofradiero, preludio de la Cuaresma.
Tras la oración inicial de don Manuel Ávalos y las palabras de agradecimientos e introducción de Manuel Cuevas, la banda de cornetas y tambores de Jesús Caído realizaba su fenomenal estreno interpretando la marcha Santísimo Cristo del Amor que daba paso a la cálida presentación del pregonero por parte de Javier de Soto Galván. Toda una exaltación de la amistad nacida en la infancia y fortalecida estrechamente por una misma devoción cofradiera, también forjada en las trabajaderas.
Tras la magnífica interpretación de la marcha Ave María por nuestra banda de Jesús Caído, llegaría el turno de Juan Peña. Acabados los preámbulos, llegaba el momento de la verdad. Juan ante el atril y ante un expectante público -autoridades, familiares, amigos, hermanos de cofradía, antiguos pregoneros,...- que prácticamente llenaban el templo.
Desde las primeras palabras, Juan dejó claro que este pregón era su testimonio de Fe. El de un cristiano a corazón abierto. Todo su discurso estuvo cargado de la sinceridad que emana de los pensamientos auténticos, sin ambigüedades, sin circunloquios ni rodeos innecesarios. De lo que se dice porque así se entiende y así se siente, sin más. De la verdad que sale del que lleva toda la vida en las trabajaderas siguiendo la devoción de sus mayores, siempre inculcada desde la fe y la esperanza. Su vida y sus recuerdos de costalero plasmados en un sentido pregón.
Especialmente emotiva resultó la dedicatoria a su padre, por quién aceptó este reto: «No podía fallarle». Difícil momento que puso un nudo en la garganta del pregonero y de todo el auditorio. Prueba superada con la valentía del que hace de la verdad su bandera. Como después haría con el imborrable recuerdo de su primo, Manuel de la Puerta, tristemente fallecido justo hace diecisiete años. Los mismos años que ediciones se cumplían de este pregón del costalero.
Juan fue desgranando sus vivencias acumuladas en una amplia experiencia como costalero y cofrade servita. En todo momento, desde el sentir costalero.
«Ser costalero de verdad es Fe, es devoción, es compañerismo»
Todo su recuerdo impregnado por la sublimación de la madrugá del Viernes Santo, trayectoria vital indisolublemente ligada a la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, otra de las constantes de una exaltación con cuatro puntos cardinales: la Fe, la Verdad, la Madrugá y la Virgen de los Dolores.
La Marcha Real pondría el colofón al magnífico acto con un público entregado.
Gracias por tanta verdad, gracias pregonero.
J.C.M. 27/02/2022