De agregaciones de cofradías en torno a Jesús Caído (y II)


En la entrega anterior de esta sección abordamos la fusión de nuestra Hermandad con la cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio y la de María Santísima del Rosario —«la cofradía del Rosario de Madrugada»—, en las postrimerías del siglo XVIII o en los albores del XIX. De esta fusión resultó la conocida denominación abreviada de «Jesús Caído y Ánimas».

Como evidencias de dicha agregación mostrábamos pruebas patrimoniales y documentales tan interesantes como el cuadro estandarte de la Virgen del Rosario que se expone en el espacio museístico de la iglesia de Santo Domingo, perfectamente inventariado por nuestra Hermandad en 1873, y una de las «Bulas de ánimas» concedidas perpetuamente con referencia expresa a la cofradía del Rosario de Madrugada.

Tras este resumen para situar al lector, en esta entrega y en relación con el mismo periodo trataremos de profundizar en este laberíntico asunto de las posibles fusiones y combinaciones en torno a la Hermandad de Jesús Caído, reconociendo de antemano la enorme complejidad que supone. Basta recordar que coexistieron en Osuna, con distinta sede canónica, múltiples cofradías con culto a las almas purgantes y al rezo del Santo Rosario, a su vez con distintas advocaciones marianas. Un auténtico galimatías.

La declinación de la centuria dieciochesca fue bastante prolija en expedientes burocráticos y administrativos vistos por la Audiencia de Sevilla a favor y en contra de procesos reguladores de las distintas cofradías de la Villa Ducal. Las acciones fiscalizadoras fueron variadas y persistentes, especialmente afanosos los intentos de reunir a las distintas hermandades de culto a las Ánimas Benditas del Purgatorio con la dedicada al Santísimo Sacramento.


El censo de 1842

En 1842, la Vicaría Eclesiástica de Osuna da registro a un «censo de las Hermandades y Cofradías», que fue remitido al Señor Secretario de Cámara y Gobierno del Arzobispado de Sevilla por el Párroco de la Mayor el Reverendo Presbítero don Juan José Sánchez [1].

De este documento, que es puesto en valor por la propia Archicofradía Sacramental tras un proceso de búsqueda de soportes documentales acreditativos de su antigüedad y fruto de la investigación en el archivo histórico del Arzobispado de Sevilla, deducimos varias e interesantes consideraciones.

En la iglesia Colegial de Nuestra Señora de la Asunción -«agregada por especial bula expedida del Señor Paulo Quinto expedida en Roma en 8 de agosto de 1606...»-, tiene sede eclesiástica la única cofradía de Osuna dedicada al Santísimo Sacramento.

En la iglesia de la Merced queda registrada la existencia de dos hermandades, la de Jesús Caído y la de Ánimas. De esta última se señala que «han perdido sus estatutos y solo conservan el libro donde se sientan los hermanos y el pase del Consejo del año 1761».


El Rosario de los dominicos

Imagen de Nuestra Santísima Madre de la Merced tras su reposición al culto en 2019. La imagen presidió el retablo mayor del convento de los padres mercedarios desde el siglo XVIII a 1964. Actualmente recibe culto en el convento de la Encarnación, regentado por las hermanas mercedarias descalzas.

En la iglesia de Santo Domingo se reseñan la cofradía del «Dulce Nombre de Jesús» y la de «Nuestra Señora del Rosario», cuyos estatutos «están contenidos en un cabildo que se celebró en 3 de mayo de 1648». De estos datos se evidencia que esta cofradía de «María Santísima del Rosario», fundada por los dominicos y sobre la que no consta que llegara a fusionarse con ninguna hermandad de penitencia, no tiene relación originaria alguna con la cofradía del «Rosario de Madrugada» establecida en el convento de la Merced, ni con la Esclavitud de Jesús Caído, más que los vínculos naturales que hayan podido generarse a lo largo de tantos años de común existencia por mor de compartir sede eclesiástica y parroquial.




Proliferación de cofradías de Ánimas

Sorprendente es la proliferación de cofradías de Ánimas en esta época, pues quedan censadas en este registro hasta cinco entidades con tal dedicación a mediados del siglo decimonónico. De ellas, dos se hallaban establecidas en la iglesia conventual de San Francisco, y las demás, respectivamente, en la iglesia Colegial y los templos conventuales del Carmen y la Merced. Esta última será la que se fusionará con la de Jesús Caído.

A pesar de que -como veremos con más detalle- a lo largo del medio siglo anterior a la elaboración de este censo se activaron diversos propósitos de lograr la agregación de Jesús Sacramentado a distintas cofradías de Ánimas ubicadas en otras sedes eclesiásticas, éstos debieron resultar infructuosos ya que no encontraron asiento en este registro de cofradías. O bien, si se produjeron agregaciones entre ellas, debieron respetarse de algún modo las identidades y singularidades de cada hermandad por separado.

En el convento de San Francisco

Por otra parte, en este mismo registro de 1842 se citan dos cofradías de Ánimas en el convento de San Francisco. La cofradía de «Ánimas de la Pastora» (de la que se refiere haberse extraviado sus estatutos en la invasión francesa) y otra de «Ánimas del Compás» (1574). Ninguna de ellas se corresponde con otra cofradía de Ánimas que tuvo por advocación mariana la Divina Pastora. Esta hermandad, como veremos, se trasladó a la Merced a partir de 1791, razón por la que -intuimos- no consta en esta recopilación. Antes de 1842 ya se habría fusionado con Jesús Caído.

En resumen, pudieron llegar a confluir hasta tres cofradías con culto a las almas de los difuntos en el convento de San Francisco y otras tantas en las iglesias antes referidas del Carmen, la Merced y la Asunción.

Redención de cautivos

«El arcipreste de Osuna don Antonio Valderrama y Valcárcel recogía, en 1885, que en la iglesia de la Merced, existían, aparte de la hermandad penitencial de Jesús Caído y la de Ánimas de madrugada, la Esclavitud de Nuestra Santísima Madre de la Merced»[2].

Los frailes mercedarios contaban con la imagen de la «Virgen de la Merced» presidiendo el retablo mayor de su iglesia desde el siglo XVIII, aunque desconocemos hacia qué año de la centuria se organizarían los fieles en torno a su devoción como esclavitud redentora de cautivos y cómo evolucionó finalmente.

El título completo de la Virgen es «Santísima Madre de la Merced Redención de Cautivos Cristianos», denominación original de la Orden religiosa. Al parecer, de esta esclavitud se conservan unas constituciones o estatutos decimonónicos [3].


En las actuales Reglas de Jesús Caído se cita literalmente que «...bajo la dirección espiritual y amparo de la Orden Mercedaria, Redentora de Cautivos, esta Hermandad se constituyó y continúa como Esclavitud» (Regla 2ª); así como que «...tomará sus nombres de sus Sagrados Titulares», entre los que se relaciona a «María Santísima de la Merced Redentora de Cautivos, bajo cuyo manto nuestra Real Esclavitud vio la luz primera y recibió sus primitivos vínculos de amor y caridad» (Regla 4ª).

Sin embargo, esta advocación mariana concreta es la única que no consta propiamente intitulada -entre «los nombres y títulos que debe ostentar la Hermandad en sus documentos»-, como si de una deferencia testimonial se tratase. ¿Por qué? ¿Qué significado guarda la expresión «los primitivos vínculos de amor y caridad»? ¿Qué tipo de relaciones se establecieron entre ellas?

Es sabido que a los cautivos cristianos liberados se les imponía el escapulario de María de la Merced y así se convertían en «esclavos» de la Virgen, tal como se desprendía del espíritu de la Orden. De ahí que las cofradías o hermandades de cristianos redimidos fueran adoptando la designación popular de «Esclavitud» [4].

Reunidas en el mismo cenobio descalzo, muy probablemente la esclavitud redentora mercedaria pudo llegar a integrarse en nuestra hermandad penitencial [5] y de ahí, que el concepto de «Esclavitud Mercedaria» sí se haya conservado testimonialmente entre los títulos ostentados.

J.C.M. 2/10/2020


[1] «Censo de Hermandades en el año 1842». Revista de Semana Santa de Osuna, 2012.

[2] MORÓN CARMONA, A.: «800 años de la orden de la Merced, 55 años de olvido de su Virgen». Revista de Semana Santa de Osuna, 2019. Pág. 98.

[3] RUIZ BARRERA, M.T.: Auge, ocaso y perviviencia de hermandades mercedarias de gloria... Anuario de Historia de la Iglesia Andaluza. Vol.VIII, año 2015. Pág. 227.

[4] Pág. 215.

[5] Ib. Pág. 228.