El pleito de 1761

La disputa con el Dulce Nombre por el día de salida procesional 


Por desavenencias respecto al día de salida, se conserva un sorprendente pleito de 1761 entre la Hermandad de Jesús Caído y la del Dulce Nombre. 

Afortunadamente y gracias a la generosidad de un hermano caído que, consciente de su valor, custodiaba celosamente copia del histórico legajo del pleito, hoy podemos mostrar parte del fascinante expediente conservado que ya pertenece al preciado archivo documental de nuestra hermandad. 

En las líneas que siguen daremos breve cuenta del relato, absolutamente inédito y desconocido para fieles y devotos de nuestra corporación —y por extensión del Dulce Nombre, querida cofradía hermana de sede eclesiástica desde 1964—. 

La hermandad del convento de la Orden de los Predicadores pretendía realizar sus cultos externos el Domingo de Ramos cuando tenía asignado el Jueves Santo por la tarde en sus primitivas reglas. En cambio, desde su fundación en 1705 y bajo el auspicio de la orden mercedaria, la Esclavitud venía realizando su estación de penitencia durante la tarde del Domingo de Ramos, día que la liturgia de la Iglesia proclama la realeza de Cristo triunfante. 

Ya en el cabildo general de constitución de la cofradía del Caído se acordó procesionar el día Domingo de Ramos. Este hecho parece responder a que, entre los pasos originarios de la cofradía, se encontraba el de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Sabemos que la controversia se saldó favorablemente para la Hermandad de Jesús Caído, también nominada a veces en el expediente jurídico «de las Tres Caídas», siendo entonces su Hermano Mayor Juan Rangel.

El impedimento moral de las reglas 

Las constituciones originales de la Esclavitud impedían nítidamente las disputas con otras cofradías en cuestiones de sitio o antigüedad. Así quedaban recogidas expresamente las indicaciones en el capítulo 7º de los textos fundacionales: 

«Y para evitar alteraciones, porfías y discordias, se ordena que en caso que esta Hermandad concurra con otra alguna en entierro, procesión o función pública, siempre se tome para sí el lugar más humilde, sin que jamás pretenda tener competencia sobre antigüedad en que ha de ir con otra Hermandad, Esclavitud o Cofradía, sino que humildemente cedan en todo, dándoles a otras el lugar que quisieren y mostrándose en todo como humildes que deben ser y esclavos de Nuestro Padre Jesús de la Caída, asegurando que esto es lo que quiere de nosotros, y que lo contrario será de agrado y cariño del demonio; pues por este medio procura la distracción de la humildad y provecho espiritual que conseguirán los hermanos con esta heroica y humilde virtud.» 

No obstante, los gestores de la hermandad no debieron interpretar y generalizar lo establecido en los textos primigenios respecto a las discordias sobre el día de salida asignado a la corporación desde su antigua fundación. Muy probablemente, don Manuel de Ábalos había fallecido pocos años atrás —estimamos que en torno al ecuador del Siglo de las Luces— y no pudo apaciguar o sosegar el ánimo exaltado de los hermanos que demuestran gran indignación por la seria tentativa promovida por el Dulce Nombre ante las autoridades de la iglesia Metropolitana de Sevilla. Hasta tal punto debía estar avanzada la gestión que, habiendo conseguido la cofradía dominica despacho favorable del Vicario General, los hermanos del Caído recurren a la defensa legal de sus derechos. 

La defensa 

La corporación mercedaria ponía en conocimiento de las autoridades arzobispales la pretensión que venía barruntando la cofradía del Niño Perdido de trasladar su salida al Domingo de Ramos y emprendía acciones encaminadas a obtener la oposición de los tribunales eclesiásticos, esgrimiendo razones de índole público y apelando a la mayor devoción posible de los cultos. Pasamos a mostrar cómo iniciaba su oficio el Notario apostólico según los hechos manifestados por la Esclavitud, con detallada identificación de los miembros de la hermandad y de sus asesores legales en aquel tiempo: 

«En la Villa de Osuna en tres de marzo de mil setecientos sesenta y uno, ante mí el Notario apostólico y testigos, Juan Rangel, Hermano mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído sita en el convento de la Merced de esta Villa de la Orden Descalza de Nuestra Señora de la Merced Redención de Cautivos, Diego de Ribas, Pedro Rodríguez, Andrés Domínguez, Juan Sánchez, Patricio Pérez y Juan de Sarria, Diputados y Hermanos de la misma Cofradía, vecinos de esta Villa, quienes doy fe conozco por sí y de orden de los demás cofrades de ella por quienes prestaron voz y concesión de bastante forma de que estarán y pasarán por lo que aquí se contendrá = Otorgaron que dando su poder cumplido, tan bastante como de orden se requiera y lo necesario a don Gaspar de Castro, don Felipe Ladrón de Guevara y don Isidoro Bernardo de Herrera, procuradores de los tribunales eclesiásticos de la ciudad de Sevilla...» 

A continuación, y por su interés general, transcribimos el extraordinario documento manuscrito donde se constata cómo la hermandad mercedaria viene a personarse en el pleito suscitado. 

«Gaspar de Castro en nombre de Juan Rangel, Hermano Mayor de la cofradía de N.P. Jesús de las tres caídas, sita en el convento de N.Sª. de la Merced, de la Villa de Osuna, y de los Diputados y hermanos de ella. En la mejor forma que haya lugar por Dios, comparezco ante Vd. y Digo: que dicha cofradía tiene su Regla aprobada por este tribunal, y uno de sus capítulos previene que dicha cofradía haya de salir el Domingo de Ramos por la tarde, haciendo su estación al toque de la oración del Ave María, haya estar concluida y ... como consta de testimonio de dicho capítulo de Regla que presento. Y ahora es llegado noticia de mi parte que por la de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, sita en el convento de Santo Domingo de la Villa, que tiene por su fundación asignado el día Jueves Santo en la tarde, para hacer su estación, pretende ejecutarla dicho Domingo de Ramos, que es el señalado para la estación de mi parte. Y mediante a que no es razón que la cofradía del Dulce Nombre de Jesús quiera de su propia autoridad salir dicho Domingo de Ramos no perteneciéndole, siendo esto únicamente por fines particulares ... de la que podrá resultar ruidos, alborotos y escándalos y perjudiciales resultas, y para que todo esto se evite y salga dicha cofradía en su respectivo día y hora, y practiquen sus estaciones con toda devoción como es debido = Suplico a Vs. y escribo de dar su despacho dirigido al Vicario de dicha Villa para que dicha cofradía de mi parte salga el Domingo de Ramos a las cinco de la tarde a hacer su estación, y no permita ni consienta que la del Dulce Nombre de Jesús salga dicho día Domingo, sino el Jueves Santo como le corresponde procediendo por censuras, prisión y demás apercibimientos que Vs. tuviere por conveniente contra el Mayordomo, diputados y hermanos de dicha cofradía a que lo cumplan sobre que pido justas costas». 

Los acontecimientos 

La resolución del tribunal eclesiástico debió ser bastante categórica porque la cofradía del cenobio mercedario pudo proseguir realizando su estación de penitencia cada Domingo de Ramos, hasta 1879. Así pues, tuvieron que transcurrir 118 años para que esta suerte de «trueque del día procesional» entre sendas cofradías pudiera volver a vislumbrarse. Será en 1879 —probablemente con ánimos renovados por la reciente incorporación de la Dolorosa de Astorga a la Hermandad del Caído—, cuando la autoridad palaciega diera su consentimiento a la solicitud de don Juan Antonio Porras y Montero —hermano mayor—, logrando licencia para procesionar en Jueves Santo. Los anhelos de la hermandad de Nuestro Divino Pastor Jesús Caído cristalizarían así —por vez primera— en la tarde del 11 de abril.  

Según las fuentes consultadas, en la Osuna del último tercio del siglo XIX hacían estación de penitencia el Jueves Santo las cofradías de Jesús Caído y el Dulce Nombre, junto con Humildad y Paciencia. Por tanto, ambas cofradías llegaron a compartir salida procesional —desde la Merced y Santo Domingo—, pero en el Día del Amor Fraterno. Desconocemos en qué año exacto lograría el Dulce Nombre la autorización pertinente para materializar sus aspiraciones en el día de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén. Suponemos que en la supuesta conversión de hermandad de Gloria a Penitencial que se refiere en algunos textos, sería decisiva la adquisición de la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, cuya hechura —según el historiador Sánchez de los Reyes— no ofrece dudas sobre la autoría o intervención de Gabriel de Astorga, 

Fuente: Osuna retratada. Memoria fotográfica de la misión arqueológica francesa, 1903
Fuente: Osuna retratada. Memoria fotográfica de la misión arqueológica francesa, 1903


Sea como fuere, con los datos conocidos se constata un singular paralelismo entre las cofradías del Caído y del Niño Perdido. Tras este sorprendente amago de 1761, acabarán invirtiéndose definitivamente los días de salida respecto a lo establecido en sus estatutos primitivos. Y en ambos casos parece jugar un papel determinante la adquisición de imágenes marianas que —atribuidas al mismo escultor— pasarán a incorporarse al devocionario más arraigado de cada hermandad como nuevas Sagradas Titulares. Hechos que trascenderán en su devenir histórico. En la actualidad resulta extremadamente curiosa la controversia suscitada hace 260 años, pues el orden de salida natural que conocemos de ambas cofradías —desde que nos alcanza la memoria— es justamente el contrario al que motivó este singular pleito de 1761. 


J.C.M. 6/12/2021

La continuación



RODRIGUEZ JIMENEZ, F.J. y DELGADO POVEA, J.C.: La estación de penitencia de Jesús Caído, trasladada del Domingo de Ramos al Jueves Santo Semana Santa de Osuna, 1999. 

Historia/ Archivo documental/ El paso de misterio en el año fundacional 

A.H.J.C.O. Constituciones de la Hermandad, 1705. Copia literal de 1879. PASTOR TORRES A.: Real Hermandad de Penitencia y Humilde Esclavitud Mercedaria de Nuestro Padre Jesús Caído. Nazarenos de Sevilla.  Ediciones Tartessos, Sevilla, 1997. Vol. III, págs. 148 - 155. 

Historia/ Archivo documental/ La capilla familiar y la teoría del enterramiento del fundador 

Historia/ Anales de la Hermandad (1879) 

RODRÍGUEZ BECERRA, S. y HERNANDEZ GONZÁLEZ, S.: La Semana Santa en Caminos de Pasión. Guía artística, histórica y antropológica. Asociación para el Desarrollo Turístico de la Ruta Caminos de Pasión Andalucía, 2019. pág. 358 

SANCHEZ DE LOS REYES, J.: Un estudio sobre la obra mariana de Gabriel de Astorga. Boletín de las cofradías de Sevilla, 2003. Pág. 774 

RUIZ CECILIA, J.I. (coord.) y MORET, P. (coord.): Osuna retratada. Memoria fotográfica de la misión arqueológica francesa, 1903. Sevilla. Patronato de Arte, Biblioteca Amigos de los Museos, Osuna, 2009.